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Matias Fritzler. Junto con Pelle, lo mejor de un Lanús bastante pobre.
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Fútbol
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13/9/2009
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La deuda interna
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Sigue sin aparecer el fútbol en Lanús. Tampoco sobran las ganas: 1-2 ante Banfield, jugando un segundo tiempo para el olvido.
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   Ganar, perder o empatar. Los tres resultados posibles, que todos admitimos. Lo que nunca se negocia son las ganas. El hincha, el simpatizante, es intransigente con eso: las cosas pueden salir en mayor o menor medida, pero la voluntad que se le ponga, la actitud, no se discute, se presume que se da todo. Lanús tuvo una tarde en que las cosas no se sabe si le salieron o no, porque no transmitió colectivamente esa fibra necesaria para nivelar lo que técnicamente no viene ofreciendo desde hace varios partidos. Tuvo un segundo tiempo para el olvido y terminó perdiendo ante un equipo que no sorprendió a nadie que corriera y metiera. Mucho más para ofrecer Banfield no tiene pero, al menos, no se traicionó a sà mismo y su cuota de sacrificio la cumplió.
   En el primer tiempo, se vió lo más generoso de Lanús. Prolijidad en el traslado, aunque siempre se daba el choque constante contra un sistema ferreo en defensa. La carencia de sorpresa del Grana hacÃa que todo se tornase previsible, aunque nunca dejó de ir al frente el equipo. Los abanderados de la actitud y quienes se eximen del aplazo general: el doble 5. Pero para terminar de ser lascivos como se insinuaba, faltaba la sorpresa final. Poco de Salvio, mucho menos lo de un Blanco desconocido. Entonces, ese traslado eran solo buenas intenciones.
   Asà y todo, después de una jugada fabricada por el mismo Salcedo, que contó con una asistencia elogiable de Grana, Lanús se puso arriba con una definición acertada del guaranà centro delantero granate. Si muchas veces desde estas lÃneas elogiamos la muñeca del equipo para leer el partido y acomodarlo a su manera (sÃn ir más lejos, el ultimo lugareño jugado en Banfield), hoy parece haber quedado en el olvido. Y en vez de terminar de controlarlo, Lanús entró en una vorágine que terminó con el empate de Banfield de contra golpe. A favor de los pechos hay que decir que la contra se gesta desde su propia área y no con una pelota perdida en el medio, como las tantas que regalo Ledesma y dos que terminaron saliendo bastante caras.
   En el balance general del primer tiempo, Lanús sacaba una luz de ventaja aunque no terminaba de erigirse como mejor equipo. En el complemento, Banfield se cerró aun más, apostó a sus uruguayos y a la falta de creatividad de Lanús para superar esa propuesta. Si a todo esto se le suma la falta de criterio de algunos jugadores locales, era cuestión solamente de mantener la concentración y no equivocarse. Ese fue el gran capital de Banfield, que aprovechó un penal y que con una cuota de sacrificio sumado a lo que citábamos previamente, terminó quedándose con tres puntos que lo depositan como escolta y con el envión anÃmico de haber ganado en la casa del bicampeón. Alguna vez se ganó en una quinta fecha de visitante, con dos goles de un centro delantero y el ganador del lugareño se terminó quedando con el campeonato. Dejamos la apuesta abierta, dependerá del piné de los de Falcioni para demostrar si verdaderamente están para hacer historia realmente y salir campeones o se quedan con tres puntos que siempre tienen un sabor a más.
   Muy pobre lo de Lanús. Con menos sorpresa que un topolino, terminó de no encontrarle la vuelta al partido en un segundo tiempo para el olvido o para el recuerdo de lo que nunca más tiene que repetirse. Impreciso como pocas veces, no generó una sola situación de riesgo en el complemento. Sigue sin encontrar Luisito respuestas en el banco. Sacó a Ledesma después de mandarse la cagada con una entrega anunciada que terminó en el segundo gol de Banfield cuando ni deberÃa haber salido en el segundo tiempo (el paragua tiene una tónica tan particular que siempre juega de la misma forma cuando no todos los partidos hay que jugarlos de la misma forma). Blanco es uno de los grandes ausentes, quizás diezmado por acumulación de golpes, el Toto quiere resolver todo y no termina de encontrar un interlocutor valido. El mejorcito en ofensiva venÃa siendo Salcedo, no sólo por el gol, sino por lo que buscaba, y terminó saliendo por el polaco Menéndez. No sabemos si apelo a la cábala, ya que alguna vez el marplatense le anotó varios goles a Banfield en inferiores. Sino el cambio no tiene justificativo alguno, aun asà sea Luisito el que los ve toda la semana a los jugadores y el sabe mejor que nadie en que estado están.
   El fútbol da revancha, pero más que eso, Lanús tiene que volver a ser el equipo que fue digno de elogio por propios y ajenos. Tienen que aparecer los que más juegan, tiene que aparecer esa habilidad invisible que quizás sea la madurez que este equipo supo demostrar en tantÃsimas ocasiones para llevar los partidos a lo que más le convenÃa al equipo en cada momento, un equipo concentrado del primero al último, como el Grana supo serlo hasta no hace mucho. El equipo mostró varias indecisiones severas, inadmisibles para un equipo de elite. Y muchas de ellas vinieron de jugadores considerados (Ledesma es el abanderado y el que cobra por todos, pero no fue el único que tuvo una tarde para el olvido. Quizás si, sin dudas, fue el más inoportuno).
   El jueves viene el River de Gorosito por la Copa, en una oportunidad para terminar de cerrar la serie en nuestro favor y en cierta manera, dar un borrón y cuenta nueva de la floja imagen que viene dejando Lanús en el torneo. Quizás éste sea un año de transición, futbolÃsticamente hablando y por el recambio en posiciones sensibles que tuvo el plantel en esta temporada (no solo perdió a Sand y Valeri, perdió a su Gran Capitán). Lo cierto es que no hay mucho margen para lamento, el show continua y es necesario mejorar. A eso habrá que abocarse.
Por Arthur Andersen Potty.
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