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Fútbol
15/2/2010
Sopapo de realidad

Lanús volvió a perder. Esta vez, el lugareño, por 2 a 0 en un estadio donde estaba invicto desde hacia casi siete años. El equipo tuvo un primer tiempo aceptable pero en el complemento ni siquiera pateó al arco. Terminó con 9 por la expulsiones de Castillejos y Grana.

   Un flor de sopapo de realidad nos comimos en el campo del Florencio Solo. Aclaro la palabra campo porque no es una cuestión de tribunear lo que todos ya sabemos. Quizás la sal del partido lugareño este ahí, en el único bastión que tienen los pechos que es el historial. La sensación de que nos creció un enano es colectiva pero no sabemos si el mensaje de plantarse en serio y demostrar toda la grandeza llega al campo o si los mensajes son difusos o que carajo pasa, pero el equipo está en deuda. No tanto por las derrotas. Sino por la poca actitud combativa, por caerse tan fácil ante la adversidad, por el poco amor propio que transmite colectivamente por momentos.
   Banfield era una prueba que servía para saber en donde estábamos parados, no sólo por lo anímico que genera jugar contra esas escorias y ganarles, sino también porque, nos guste o no, es uno de los equipos de elite del torneo vernáculo. Más allá de las chicanas, que hicieron tiempo aun cuando nosotros estábamos con 9, que son unos pechofrios (ver la última fecha, tenían que ganar donde justo nos habíamos consagrado nosotros y así les fue… le deben la vida al corazón gélido de Newell’s), cuando tuvieron que salir a apurar el trámite, lo hicieron y marcaron diferencias. El gol llegó por decantación, aún si era claro offside de Ramírez o no. Antes que eso metieron dos tiros en el palo, pero por sobre todas las cosas, en los primeros quince minutos del complemento se apoderaron del trámite del partido, se plantaron, impusieron condiciones y lo manejaron a su antojo. Hasta lo terminaron cerrando con una joya. Toda una muestra de madurez de equipo que alguna vez nosotros tuvimos y hoy no existe en casa.
   Lanús respondió con un manojo de nervios llenos de buenas intenciones. Bien híbrido. Yendo para adelante pero no atacando. Ni un tiro al arco. Ni una sola jugada asociada. La falta de liderazgo dentro del equipo es alarmante. Si existe, no se percibe en absoluto hacia afuera. Porque el Grana no funciona como equipo. Banfield lo único que hizo fue ratificar que cualquier equipo que se lo propone le hace un gol a Lanús. Es cuestión de plantarse, presionar y esperar. Lo hizo Boca, Banfield, Newell’s, la Liga, Chaca en el torneo pasado. Lo volvieron a hacer Boca y Banfield en este. No es nuevo. Quizás la importancia, el posible quiebre que podía generar este partido, nos hacía soñar con un atisbo de madurez y poder aprender de algo. De hecho, llegaron dos cambios en el peor momento del equipo, como para revertir lo que terminó siendo inevitable. Pero más allá de los nombres o el dibujo táctico, el problema es más profundo, más relacionado con la parte actitudinal que con la técnica. No cualquiera puede calzarse la pilcha de líder, ser positivo, bajar una línea y lograr que los voluntades de todo un grupo caminen en busca de un gran objetivo común. En Lanús los tuvimos, cumplieron su ciclo, el mismo grupo no generó su reemplazo y desde afuera poco se hizo para incorporar gente así, que sostenga en la práctica todo lo que se dice aspirar en la teoría o simplemente detrás de un micrófono.
Habrá que trabajar mucho pero la realidad no invita a soñar con nada. El pase de ronda, aun se haya jugado un sólo partido, parece ser más una utopía que un hecho factible desde la teoría. Lanús ganó su último partido por Libertadores hace ¡dos años! Le ganó al mismo rival (Danubio), de local y de visitante. Después, no ganó ni adentro ni afuera y, como si fuera peor aún, el plantel se resintió en todo lo que se les pueda ocurrir. Aca no es cuestión de ver el vaso medio vacío o lleno, es una cuestión de ver la realidad. Aunque si nos queremos sentir mejor, hagámonos un mimo mentiroso y pensemos que en el ’80 estábamos peor, entonces, obviamente que esto es la panacea.
   Es época de transición, decíamos la rueda pasada. Parece que viene para largo el tema. Lo bueno es que dentro del lógico balance que el proceso demanda, se incluyan los mensajes y las acciones que se hacen en pos de su cumplimiento. Lo que se baja de arriba hacia abajo. Si perseguimos una grandeza futbolística, desde los hechos se debería refrendar toda esa dialéctica que nos agranda el corazón y nos hace soñar con la conquista de todo lo que se nos pase por la mente. No por soñar con ser millonario y ahorrar todos los meses uno se convierte en magnate. A veces es necesario, además, pasar a la acción a la hora de perseguir un logro y, obviamente, tomar riesgos, apostar en pos de un objetivo, ratificar ese mensaje en los hechos. Ponerlas arriba de la mesa. Dejar esa hibridez de lado y ser ambicioso en la práctica, pero no sólo de pico. Quizás ahí este la diferencia en por qué a otros les costó menos dar el gran salto y nosotros todavía estemos viendo como hacer.

Por Gastón Cuccaro



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